El imperio que emergió del olvido en un pueblo de Albacete

Hace dos mil años, el autor hispano Columela explicaba cómo debían de ser los espacios cultivados. Escribía: “Otras lomas se cubrirán con olivares y viñas, así como con los futuros rodrigones de estas y, si la necesidad de construir lo requiere, podrán suministrar madera y piedra, lo mismo que pasto a los rebaños; y enviarán arroyos que bajarán corriendo a prados, huertos y mimbreras, proveyendo a la granja de aguas vivas”.
En la Hoya de Haches de Bogarra abundan hoy día los olivares. Entre los árboles, un equipo de arqueólogos emprendió a finales de 2024 la primera campaña de excavación en esta zona. Hasta ahora, los picos y los pinceles no habían barrido esta tierra roja de la Sierra de Alcaraz. Una zona poco conocida arqueológicamente donde los especialistas están consiguiendo hacer un retrato general desde la protohistoria hasta la época medieval.
Antes de excavar, el equipo ya avanzaba en un artículo científico: “La Hoya de Haches se configura como una región con el suficiente potencial arqueológico y de producción agrícola como para ofrecer un panorama general en clave diacrónica de las formas de ocupación y explotación de un territorio concreto en el interior del sureste peninsular”.
La intuición y el conocimiento puso a los arqueólogos sobre el camino. Las prospecciones iniciadas en 2021 y la primera campaña de excavación, los ha llevado a la senda del hallazgo excepcional. En el salón de plenos del Ayuntamiento de Bogarra, en presencia del consejero de Educación y Cultura, Amador Pastor, y los medios de comunicación, el equipo liderado por Arturo García-López ha presentado una escultura única, un 'togati' del siglo I antes de Cristo. “No en todas las órdenes de investigación tenemos hallazgos tan importantes”, ha resaltado el consejero tras indicar que, en diez años de gestión, el gobierno regional ha invertido cuatro millones de euros en arqueología.
“Esto es lo maravilloso de la arqueología, no sabemos lo que va a ocurrir quince minutos antes de que ocurra”, ha dicho Jesús Moratalla Jávega, codirector del proyecto. Y es que el grupo de profesionales, cuando en octubre del pasado año comenzó a extraer la escultura, esperaba una pieza ibérica.
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La escultura hallada en Bogarra es parte de la imagen de un togado romano, un individuo que se está romanizando y pretende mostrarlo a través de su vestimenta. La figura está trabajada con distintos tipos de talla, combina distintas técnicas como bajorrelieve o leve incisión. Posiblemente, esta piedra caliza estaría colocada en altura y, tal y como ha indicado Moratalla Jávega durante la presentación, “se inscribiría en el último momento tardorrepublicano y principios del alto imperio; un monumento que no sabemos cuál sería su naturaleza”. Quizá un hito en el paisaje. Durante unos meses, la pieza ha esperado a su exhibición en sociedad. Durante cientos de años, la escultura ha formado parte de una horma que sujetaba un terreno agrícola de Los Cucos.
Meses atrás, cuando se realizaban las tareas de excavación, el equipo planteaba distintas hipótesis sobre la cara oculta de aquella piedra. Junto a García-López, de la Universidad de Granada, director principal del proyecto, conforman el equipo de dirección del proyecto Marina Piña Moreno (Universidad de Murcia), Jesús Moratalla Jávega (Universidad de Alicante), Miguel Robledillo Sais (Universidad de Valencia) y José María Moreno Narganes (Universidad de Alicante).
Una mañana, bien temprano, ElDiario.es Castilla-La Mancha les visitó para conocer sus impresiones. Historia mezclada con buen humor y ganas por avanzar el proyecto. Porque, pese a lo espectacular del hallazgo, el trabajo en los cuatro sondeos del yacimiento ha dado mucha información.
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El hogar del 'togati' esconde muchos más secretos
Más allá de la icónica piedra labrada, se han recabado evidencias materiales suficientes que apuntan en una dirección. “No hay duda de que es un espacio usado en época romana, pero también hay una fase previa protohistórica y una posterior andalusí”, comentaba Arturo García-López. Uno de los sondeos permitió documentar una zona empleada como basurero en fechas romanas. Un espacio en el que escasea el lujo y que, sin embargo, para la arqueología es toda una mina de datos. Añade García-López: “Ahora mismo lo que estamos barajando es que ese basurero, al que le hicimos un sondeo grande en forma de L, se está depositando en un momento que podría ser la primera mitad o primer cuarto del siglo III después de Cristo. Un momento muy avanzando de la época romana altoimperial; un momento que es bastante desconocido para este periodo en la provincia de Albacete”.
Mientras el arqueólogo hablaba para nuestros lectores, el repertorio cerámico del basurero ha sido estudiado desde el Grupo Prometeo de la Universidad de Granada. “Nos ofrece mucha información sobre la cotidianeidad de la sociedad romana que ocupó este sector”, ampliaba Arturo y citaba objetos como ollas o cazuelas. Y detectaron la introducción de la vajilla africana, muy relacionada con Cartagonova. Señales de que “estamos en un lugar de hábitat relacionado con las principales redes de intercambio en el sureste peninsular, que a su vez conecta con las relaciones de producción, intercambio y consumo del Mediterráneo Occidental”, apuntaba García-López.
En los próximos meses, proseguirán los trabajos. El estudio arqueozológico servirá para analizar los huesos de animales, pero en paralelo, desde análisis carpológicos y antracológicos también se estudiarán las semillas y los carbones que pueden registrarse en las muestras de sedimento que se han tomado en los basureros. En su día, vuelo del dron en marcha, Arturo García-López reconocía que “uno de los problemas o quebraderos de cabeza que nos va a dar el depósito del siglo III es si podemos trasladar esta cronología a la estructura monumental que también hemos descubierto”. El segundo de los sondeos también ha deparado un elemento clave del yacimiento.
Jesús Moratalla, profesor de la Universidad de Alicante, raspaba con finura el muro, buscando en los pequeños detalles los secretos de su construcción. En esta campaña, el equipo ha excavado una de las esquinas de una estructura monumental que reposaba bajo las oliveras. Ahora estudian la convivencia en el tiempo del edificio con el basurero y con el elemento escultórico tallado. Como siempre ocurre con los grandes descubrimientos arqueológicos, surgen nuevas preguntas. El tercer y cuarto sondeos realizados en la primera campaña también han aportado interrogantes. Desde aquí, a solo unos cientos de metros, se alza la Torre de Haches.
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En los últimos años, Arturo García-López también ha co-dirigido la excavación arqueológica de esta fortificación andalusí. Los Cucos y la Torre de Haches están estrechamente vinculados en época almohade. Esta es una de las grandes cuestiones que plantea esta iniciativa arqueológica, llamada Proyecto Almenara y que no se circunscribe solo a este valle de Bogarra. El proyecto persigue la óptica macro-espacial, comarcal, de esta región montañosa, siempre desde una perspectiva diacrónica. O lo que es lo mismo, conocer los procesos históricos y no aislar el yacimiento al “pequeño cerro” donde se inscribe. Los trabajos se han extendido a Alcaraz, Paterna del Madera y Socovos. Un conjunto de paisajes arqueológicos sobre los que apenas había puesto sus ojos los arqueólogos. Al menos, hasta ahora.
El trabajo en Los Cucos en 2024 ha recibido la financiación del Instituto de Estudios Albacetenses, el Ayuntamiento de Bogarra y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Este proyecto arqueológico es uno de los diez que, en Albacete el pasado año, recibieron la ayuda regional. Una convocatoria de carácter competitivo en la que también han obtenido financiación proyectos de largo recorrido y con la dirección de organismos como la Universidad de Castilla-La Mancha, UNED, Universidad de Alicante, Consejo Superior de Investigaciones Científicas o la Universidad de Murcia. El objetivo en Los Cucos, comentaron los arqueólogos, era “contextualizar el antiguo descubrimiento de la Esfinge de Haches y la posibilidad de espacios habitados y/o funerarios en su entorno”. Como hemos visto, lo han conseguido. Desde la época ibérica hasta la época medieval, este territorio estuvo ocupado más intensamente de lo que se pensaba. Así han podido comprobarlo los vecinos y curiosos que se han acercado a la presentación de resultados.
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Arqueología de cerca
El proyecto en la Hoya de Haches cuenta con la colaboración de la Fundación PALARQ, el Grupo PROMETEO de la Universidad de Granada, el Centro de Estudios de Arqueología Bastetana, y el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico de la Universidad de Alicante.
Décadas atrás, vivían más de 1.500 personas, pero la emigración transformó severamente al municipio. Hoy, sus 740 habitantes pueden presumir de ser del pueblo de la Torre medieval, de la Esfinge de Haches, de la ruta de las esculturas y ahora, también, de una magnífica escultura romana. Sobre todo, pueden sentirse orgullosos de un paisaje excepcional arraigado en el tiempo. Aquí, donde el río Mundo formó estrechos valles con fértiles tierras. Acá donde en el siglo XIX, se sembraron olivos y olivos. Ahora, la historia brota de nuevo entre sus raíces. Los restos de un imperio que emergió del olvido.
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